jueves, 29 de septiembre de 2011

Tomates Confitados... una divina alternativa


Los tomates confitados  tienen una textura más suave y un sabor más delicado que los tomates secos. El sólo contarles cómo hacerlos ya me hace la boca agua, el aroma con que  llenarán tu casa al hornearlos hará de este plato un básico en tu cocina y en tu despensa. Cuando marines tus tomates con la sal y el azúcar para extraer parte del líquido que contienen, agrega la combinación de hierbas y especies que más te guste… ajo y albahaca, tomillo, o hierbas de Provenza y pimienta, o simplemente hacerlos al natural, tu imaginación es el límite. Puedes usarlos para cualquier receta en la que requieras tomates secos. Son deliciosos como parte de un antipasto, con la pasta, el risotto, una ensalada y en unos extraordinarios sandwichs.

Ingredientes
24 tomates
8 dientes de ajos
1 cucharadita de sal
1 cucharadita de azúcar
1/8 taza de aceite de oliva
½ cucharada de hierbas de Provenza
Aceite de oliva adicional para la cocción y para almacenarlos (opcional)
Preparación
Pica en cuartos tus tomates, no los peles, retira el corazón con las semillas y descártalas, pela los dientes de ajo y pícalos en tiritas. Coloca tus cuñas en un bowl grande, agrega la sal, el azúcar, el ajo, el aceite, las especias y mézclalo todo muy bien. Cubre tu bowl con papel plástico y refrigéralos por 24 horas.

Transcurrido este tiempo, saca tus tomates y deja que tomen temperatura ambiente. Pasa las cuñas junto con los ajos a otro bowl y descarta el líquido de maceración. Precalienta el horno a 300°F y engrasa ligeramente dos bandejas de hornear, puedes o no forrarlas con papel de aluminio o colocar un silpat sobre ellas, si lo tienes no te hace falta engrasar la bandeja de hornear. Distribuye los tomates, con la piel hacia abajo, sobre las bandejas y sobre ellos, los ajos. Puedes verter opcionalmente un hilito de aceite de oliva antes de meterlos al horno.
Cuece tus tomates por aproximadamente 2 horas, apaga el horno y deja que se enfríen dentro de él. Una vez fríos traspásalos a un envase o frasco hermético, y si lo deseas, agrega un poquito más de aceite de oliva sobre ellos, esto permite que se conserven por más tiempo en tu nevera. Ahora sólo tienes que preparar con ellos tu receta favorita.

Rinde  1 a 1½ frascos medianos (como el de mayonesa) aproximadamente





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