Soy una fanática de los hongos, ya
sean al ajillo, en vinagre, confitados, rellenos, en un risotto o un una salsa.
Este maravilloso vegetal con un ligero
sabor que recuerda a la carne, es tan versátil, sofisticado y con tan pocas
calorías, que puede ser un aliado
perfecto en cada comida. Se pueden comer calientes o fríos, lo que los hace el
ingrediente perfecto de un plato para llevar, o de un bocadillo entre comidas
sobre una tajada fina de pan de campo integral y un poco de queso de cabra.
Agrega una deliciosa preparación de hongos a tu lonchera y serás la envidia de
tu oficina.
Ingredientes
1 caja de hongos portobellos
1 diente de ajo finamente picado
4 cucharadas de aceite de oliva
3 cucharadas de vinagre balsámico
Sal y pimienta al gusto
Preparación
Limpia bien tus hongos y rebánalos
en láminas gruesas. En un sartén grande, calienta 2 cucharadas del aceite de
oliva e incorpora tus hongos, permite que se doren un poco, removiendo de vez
en cuando, (si remueves constantemente no podrás dorarlos y soltarán toda el
agua que contiene, por lo que terminaras con un producto cocido en vez de
dorado). Agrega la sal y la pimienta y el vinagre balsámico, remueve para
distribuir bien los sabores y cuécelos hasta que el líquido se evapore casi en
su totalidad. Retíralos del fuego, agrega las 2 cucharadas restantes de aciete
de oliva y déjalos enfriar. Refrigéralos en un envase tapados hasta por dos
semanas.
Rinde aprox 2 tazas
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